viernes, 20 de enero de 2017

I too have a dream: Las 24 Horas de Montmeló 2017

Un reto que se levanta ahora delante del protagonista como una montaña del Himalaya, pero que guarda en su cumbre la realidad de un sueño aletargado, mantenido y alimentado durante cuarenta años.

 

Proyecto 24 H Montmeló 2017

 

No sólo de pan vive el hombre: y afortunadamente contamos con los sueños para que saquen nuestra existencia de su prosaica monotonía. Porque, si no fuera por los sueños, ¡qué sería de nuestro transitar por esta experiencia humana al ritmo inexorable que marca el calendario, con sus letras insulsas y la frialdad de sus cifras!

Pero lo cierto es que los sueños se pueden quedar en eso, sólo en sueños; y cuando se estancan en ese limbo ilusorio, no pasan de ser meros anhelos que terminan por difuminarse antes de que empecemos a creer en ellos. Sin embargo, hay ocasiones en las que esos sueños descienden del pedestal en el que los encumbra nuestra fantasía y toman cuerpo en un horizonte, que por muy lejano que se antoje, se halla fijado en el plano de nuestra realidad más tangible. Es en ese trance, en el paso del mundo onírico a la materialidad del día a día, en el que los sueños dejan de serlo para transformarse en objetivos.

 

I have a dream, una frase que se ha popularizado universalmente y que ha pasado ya a formar parte de la Historia. Un servidor también, hace ya muchos años, tuvo un sueño y llegó a creer durante muchas, muchas noches que podría rozarlo con la punta de los dedos con tan sólo alargar el brazo desde su almohada. Un sueño montado sobre una carrera de leyenda que le atravesó de lleno en esos años tan predispuestos a las emociones más fuertes como son los de la primera juventud.

Sí. Las 24 Horas de Montijuich era un acontecimiento que, durante un fin de semana, transformaba por completo la faz de una gran urbe. Las 24 Horas de Montijuich representaban un sueño más allá de cualquier joven barcelonés, para cualquier joven amante de la velocidad, ya fuese de Jaén, de Gijón o del mismo Madrid, como el que firma este artículo. Las 24 Horas de Montijuich representaban para muchos talleres de Barcelona un objetivo vital, casi como su propia razón de existir, que marcaba el ritmo, la ilusión y entusiasmo de cada año. Y por si fuera poco, aquella carrera de resistencia representaba un auténtico reto para todo piloto, por muy velocista que fuese, que pretendiera aglutinar en su palmarés un prestigio internacional mínimamente representativo; porque no en vano, en aquella época dorada de la resistencia en la Península, las 24 Horas de Montijuich gozaban de un rango planetario, formando parte del campeonato del mundo de Endurance.

Y así era cómo, allá por el año 77, un servidor vivía todas las noches un sueño, y soñaba despierto todos los días, viéndose en plena subida de <st1:PersonName ProductID=”

La noticia sobre I too have a dream: Las 24 Horas de Montmeló 2017 es contenido original del blog de MoriwOki


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