En una rueda de prensa dedicada en exclusiva a la seguridad, dentro de HIS de Honda, preguntamos a Marc Márquez cuál es el elemento del equipo que se enfunda un piloto que encuentra más atrasado, el que necesita una mayor evolución. El de Cervera no lo dudó. “Los Guantes”, respondió, para describir a continuación el comprometido equilibrio que necesita guardar esta prenda para proteger las manos sin perder ni un punto de sensibilidad, de tacto.
Seguridad, sensibilidad…, si además, a esas dos necesidades añadimos el abrigo contra el frío y las inclemencias del tiempo, la función se complica con tres variables más, incluso para el más avezado de los matemáticos.
Halvarssons, verdadera referencia, como marca sueca, en lo referente a protección contra el frío y a la seguridad, nos propone sus guantes Beast, recogiendo esas dos necesidades para revestirlas con la esmerada calidad que guarda toda su línea de equipamiento, ofreciendo, además, un tacto digno de unos guantes mucho más deportivos.
Veamos hasta qué punto lo han conseguido.
En parado
Al enfundarnos cada guante Beast, los dedos deslizan con facilidad a lo largo de cada uno de sus conductos, sin encontrar a su paso el más mínimo pliegue, la más minúscula rugosidad, mientras se ajustan a cada curva, a cada rincón, hasta sentir la prenda totalmente acoplada a la mano, sin detectar la presencia, tampoco, de ninguna costura o similar.
Al mover la mano, cerrándola en un puño y abriéndola con la palma y los dedos completamente extendidos, esas mismas sensaciones continúan invariables, aumentando en integridad la del ajuste y adaptación del guante.
Su adaptación
Se puede decir, jugando con las palabras, que esa impecable adaptación con la que los Beast sientan como un guante, tiene su primera explicación en la generosa banda elástica que sentimos sobre los nudillos y que descubrimos bajo la protección, gruesa y flexible a la vez, que va confeccionada en piel de cabra.
En Marcha
Llega la hora de agarrarnos al manillar, y la misma sensación de simbiosis, por así llamarla, se mantiene al coger los puños y roscar el gas con el derecho. Pero el momento de la conducción que resulta más exigente, es el de accionar las dos manetas. Al apretar la del freno con sólo dos dedos, rompemos la forma de nuestro puño, para que una parte del guante se vaya a tirar de la palanca, mientras que la otra se queda fijada al manillar con una mayor firmeza que antes y soportando en la palma, además, la presión extra que ejerce la inercia de la retención en la palma de la mano.
En estas circunstancias, el guante Beast se adapta a los movimientos y presiones que ejercemos sobre los mandos de la moto, tanto del freno como del embrague, con una sensibilidad sobrada para graduar al milímetro cada uno de ellos, enviando nuestras órdenes con la precisión exigida, incluso, por los modelos de moto más potentes del mercado.
En Ciudad
Tras dos o tres trayectos urbanos seguidos, las manos se sienten con una comodidad natural, a pesar del trabajo, un tanto exigente, al que las hemos sometido. También continúan sin detectarse costuras, ni micropliegues ni rugosidades, manteniéndose el forro interior tan absolutamente terso como antes de ponernos los guantes.
Contra el frío
Todo motorista con un mínimo de experiencia en la ruta habrá pasado por el trance de probar unos guantes prácticamente acorazados para resguardar las manos del frío. Guantes de tejidos recios, formas rígidas y un tacto tan tosco que te llevan a sentir a tientas los mandos de la moto. Una sensibilidad tan precaria para, en definitiva, y después de algunos minutos a ritmo de autovía, atravesando una atmósfera invernal con una inmovilidad absoluta de las manos, terminar sufriendo el frío más descarnado, primero en las puntas de los dedos y después en el dorso de la mano.
Los guantes Halvarssons Beast ofrecen, bajo nuestro punto de vista y tras una prueba a fondo, avalada con más de 4.000 kilómetros y un año de uso, la mayor protección posible contra el frío sin perder un solo entero de la sensibilidad necesaria para conducir con precisión, en la carretera, incluso, las motos más exigentes.
Desde luego, puedes encontrar guantes que te protejan, de una forma momentánea, algo más contra las bajas temperaturas, pero perderás irremediablemente una importante cota de tacto para controlar tu moto.
Por otro lado, estos guantes de Halvarssons muestran esa misma sensibilidad para la conducción en el caso de agarrarnos a unos puños calefactados, que transmitirán su calor a toda la mano a través de su tejido, sin quedar aislados, como lo harían esos guantes con formato acorazado que hemos mencionado.
Si además de ello, la moto cuenta con carrocería o con protectores aerodinámicos para las manos, el combate contra el frío más intenso estará casi ganado. Y subrayamos la partícula “casi”, porque, como bien sabe el motorista, las manos representan el miembro más vulnerable de nuestro cuerpo frente al ataque del frío más hostil.
Con lluvia
El poro outlast va más allá de los tejidos impermeables transpirables que conocemos hasta la fecha, que ofrecen una entrada tan estrecha que no tienen cabida las gotas del agua y una salida suficientemente ancha para permitir la transpiración; pero siempre manteniendo sus medidas al margen de la temperatura.
El tejido Outlast de los guantes Halvarssons Beast varía el diámetro de su poro para la transpiración con la temperatura, con lo que amplían su uso en el calendario desde el invierno menos beligerante hasta los días más suaves del verano (entorno a los 30 grados).
En cuanto a esa lluvia fina que nos acompaña muchas veces durante un viaje entero, lo Beast mantienen nuestras manos perfectamente secas. También dan la cara frente a una brece tormenta. Ahora bien, tampoco son mágicos, y si nos cae uno de esos aguaceros que forman una cortina de agua delante nuestro y que no para en un buen rato, terminaremos con las manos húmedas, aunque no empapadas y con los guantes hechos un chicle, como ocurre con muchos.
La Prueba de Fuego
No es su escenario natural, de ninguna manera, ni siquiera un ámbito lógico; sin embargo quisimos ir más allá de un mero test en ruta y sometimos los guantes Beast de Halvarssons a una prueba tan exigente como el paso por un par de tandas en un circuito.
Forzando el apoyo sobre el manillar y la presión sobre la maneta en las frenadas extremas, tirando del manillar a la contra en los cambios de dirección, lo mismo que elevando el cuerpo a la salida de cada viraje, los guantes mantuvieron en todo momento las prestaciones que nos han ofrecido desde el principio, transmitiendo un tacto en una conducción extrema sobre el revirado trazado del circuito FK-1, realmente sobresaliente, para tratarse de un guante netamente rutero y todo tiempo, que les coloca a la altura de muchos supuestamente deportivos que se ofrecen en modo low cost.
Prueba superada, aunque, eso sí, nos ha faltado probar, porque afortunadamente no se ha dado la ocasión, su capacidad de protección contra la abrasión de una caída.
A lo largo del tiempo y del uso
En este apartado es el que la marca sueca pone de relieve otro de sus valores añadidos. Después de un año de uso, con un rodaje de al menos tres kilómetros, en los que los guantes Beast soportaron unos cuantos remojones y varias sudadas, el estado de sus tejidos, tanto internos como externos, parece inmutable, puesto que muestran prácticamente el mismo aspecto con el que se veían al recogerlos de la tienda.
Precio
150 Euros
Conclusión
Los guantes Halvarssons Beast representan una inversión a largo plazo, por lo que la actitud de escatimar debe de pasar a un segundo plano, ya que, como bien sabe el lector, nos saldrá cara con el uso prolongado. Su rendimiento se extiende a lo largo del tiempo y de los kilómetros manteniendo la calidad prémium que define sus características. Unos guantes con un tacto casi deportivo, ideales para la gran ruta a lo largo de todo el año, dejando a un lado únicamente los días con las temperaturas más extremas, por arriba y por abajo.
La noticia sobre Prueba Ultrafondo de los guantes Halvarssons Beast es contenido original del blog de MoriwOki
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