Dadas las características, y la propia genética de esta KTM monocilíndrica, cabría decir directamente que, aparte de que se le puede dar otros usos, que es una moto para quemados.
Aunque, la verdad sea dicha, después de probar esta bomba contenida en un envase reducido, y de decidir bajarme de ella, varias veces bastante antes del tiempo que había previsto, porque sencillamente no podía contener la excitación que me provocaba en cada giro, en cada aceleración y en cada cambio de dirección, viendo que me iba a meter directamente en ese terreno en el que el desastre se te viene encima sin avisar; pues, como decía y siendo así, no sabría muy bien si recomendársela a los más quemados.
Pienso que lo mejor será que juzguen ellos mismos después de leer este reportaje que les propongo en el que analizamos el fantástico comportamiento de este pequeño gigante, o de este pequeño juguete: La KTM 690 Duke 2016.
La Posición de la KTM Duke 690
En este modelo de carretera que nos propone la marca austriaca, creo que se puede decir, más que en ninguna otra de asfalto, que su genética off road se percibe sólo con acercarse a ella; más aun si uno se fija, por ejemplo, en detalles como el de la palanca de cambio con su punta abatible.
Así pues, al adelantar las manos en busca de los puños y encontrar un manillar amplio y elevado sobre un tija ya de por sí situada en un punto bastante alto sobre la moto, no nos extrañaremos, lo mismo que al colocar los pies sobre unas estriberas recortadas, sí, pero situadas más bajo de lo que cabría pensar para una naked deportiva, no nos extrañaría tener la impresión, sobre todo cuando tiremos la moto a por el primer viraje, de conducir algo así como una enduro pasada a carretera, o una super motard con faro, matriculada y con dos plazas.
Rematando el apartado de la posición, señalaremos que el trasero se coloca sobre un asiento de plano inclinado, que baja hasta encontrarse con la joroba que eleva la forma del depósito.
El Motor 690 de la Duke 2016 es excitación pura
Los 73 CV que rinde un solo pistón como una cacerola transmiten un empuje brutal al primer toque de gas, que sorprenderá a más de uno, porque, como veremos a continuación, la ligereza de todo el conjunto ciclo transmite la sensación de una dos y medio, o incluso de una 125, de manera que cuando abres el gas, la patada te deja boquiabierto, y si continúas estirando la primera y la segunda, la 690 Duke 2016 se pondrá de manos casi como si nos fuese a mostrar su otra forma natural de marchar.
Después de la patada inicial, el empuje se siente igual de lleno que uniforme, electrizando nuestro instinto más deportivo y embelesando el alma de quemado -para el que la tenga-, por lo que es fácil quedarse con el puño enroscado a tope hasta que el monocilíndrico llegue al corte sin enterarnos.
Una entrega plana, y previsible, una vez recibido ese empujón inicial, que nos permitirá un control absoluto sobre la moto para jugar hasta el punto de poderse hacer verdaderas diabluras con ella.
Parte ciclo de la KTM 690 Duke
La solidez monolítica del chasis triangulado y multitubular, impronta inevitable de la marca austriaca, garantiza la firmeza en el juego, casi podríamos decir acrobático, que permite esta KTM Duke 690 2016. Por otro lado, la distancia entre ejes, exigua como la de una Buell, invita a agotar la antesala de la curva, y todo el recibidor, para meternos directamente en la cocina y girar en un suspiro apuntando al ápice de la curva. tocándolo ya con el gas abierto, encarando la salida para lanzarnos a por el siguiente viraje.
Lo cierto es que esta moto sugiere dos formas de conducción: Una la ortodoxa, por así decirlo, sobre el asfalto, con la rodilla abierta y con el codo interior apuntando al suelo, y otra, por ejemplo, cuando uno encuentra un viraje sucio; entonces parece inevitable que instintivamente se le escape el pie del interior para buscar el suelo con la bota de la forma más natural, porque la 690 Duke 2016 se presta a ello con esa oculta genética off road que a uno le lleva a encontrarse cómodo practicando ese estilo. En trances así, se le ve sentido, además, a la situación tan baja de las estriberas, tratándose de una naked deportiva.
Ni que decir tiene que, por otro lado, la extraordinaria agilidad de esta KTM 2016 resulta un aliado sobresaliente a la hora de movernos dentro de la ciudad, entre el tráfico más denso, aunque se vea algo penalizada con un radio de giro recortado, inevitablemente, por la amplitud del chasis, justo detrás de la pipa de dirección.
En las carreteras más retorcidas, esta Duke 690 2016 debe de ganar por goleada, deleitándonos, además, con una diversión muy fácil de alcanzar sin necesidad de ser Chambon o Charbonier. Ahora bien, esta agilidad se cobra su tributo en los virajes más rápidos, donde, desde luego el aplomo de esta monocilíndrica es intachable, va sobre raíles, pero sin embargo, su corta longitud y la anchura del manillar nos obliga a mantener una tensión extra en los brazos, cuando se va de prisa, para apuntar la dirección con precisión sobre la trazada deseada, la trazada ideal que describimos en nuestro artículo de conducción. Digamos que nuestros brazos deben de cumplir con la función del amortiguador de dirección y, ya que lo hemos mencionado, no iría mal montar uno, si es que nuestros recorridos habituales van a transitar por trazados de curvas abiertas y enlazadas.
La Frenada de la 690 Duke
Como hacemos en otras pruebas, al llegar a este apartado, recordamos nuestro artículo de conducción sobre la frenada
El disco delantero es suficiente, se basta y se sobre; aunque, en este apartado hay que señalar, antes de nada, los 107 kilos que desplaza un servidor, algo que en este apartado pone a la ktm 690 Duke particularmente contra las cuerdas. Como decía, la moto se detiene lo suficiente, también cuando haces una apurada de frenada a final de recta en el circuito. Sí debemos señalar, sin embargo, que, después de sentir el tacto recio e incontestable del motor acelerando y la rotundidad de todo el conjunto ciclo, tanto al tirar la moto para entrar en el viraje, como en el propio paso por curva, uno espera en consecuencia un tacto directo al tirar de la maneta, un tacto incluso seco o abrupto del freno, actuando con contundencia desde el primer milímetro, y no una maneta que coge cuerpo poco a poco, y que la vas sintiendo llenarse bajo los dedos hasta que toma firmeza bastante antes de llegar al tope con el puño.
En cuanto al freno trasero, resulta una verdadera tentación desconectar el ABS de la duke, desde luego en el circuito, y usarlo para cruzar la 690 Duke a la entrada de todas y cada de las curvas. En otras motos no lo tienes a golpe de clic, pero aqui resulta tan facil como ir al display y dar en la opción de “desconectar abs”.
Suspensiones de la Duke 2016
El tacto de ambas, tanto de la horquilla como del amortiguador, guardan también ese punto off road, por lo que los primeros milímetros de su recorrido ofrecen esa suavidad necesaria para mantener la ktm Duke 690 lo más estable posible sobre unas ficticias irregularidades, algo que le otorga, además, el extra de un nivel de confort nada usual entre las naked de media cilindrada; así como un ajuste ideal para la conducción en mojado.
Prueba en el circuito con la KTM Duke 690
Ni que decir tiene que un circuito de super motard, todo de asfalto, es el escenario sobre el que esta KTM puede desarrollar su descomunal capacidad de diversión, en sus diferentes dimensiones, quiero decir para chicos y grandes, lo mismo cruzando la moto antes de entrar en el viraje, con el pie echado a tierra, que tirándola, y tirándote tú más abajo, a buscar un paso por la curva electrizante, con el codo interior apuntando al suelo y la cabeza descentrada a casi un metro de la tija superior.
La verdad es que resulta de lo más recomendable para los futuros propietarios de esta 690 Duke pasarse de vez en cuando por uno de estos circuitos, como el de FK-1 en la provincia de Valladolid, para hacer unas tandas, casi siempre cercanas y desde luego muy asequibles, y disfrutar sin cortapisas administrativas de todo lo que da de sí esta divertidísima KTM.
Podría describir su capacidad de giro, su soberbio aplomo, su absoluta agilidad y la increíble capacidad de dominio que ofrece esta monocilíndrica con detalles del contramanillar instantáneo o del paso imbatible por curva; pero piensa un servidor que nada tendría más fuerza descriptiva que la extrema experiencia que el azar quiso que viviera con esta pequeña gran moto sobre el asfalto del circuito.
La KTM Duke 690: Un auténtico tentetieso
Apenas había hecho dos vueltas a un ritmo mínimamente aceptable para conseguir unas fotos dignas, cuando llegué a una redonda, clavando frenos, una vez me había metido en la cocina de la curva, tal y como invita esta Duke 690. Giré la moto en un pestañeo, para tirarla a por la cuerda del viraje con la estribera rozando al instante, y la deslizadera también, plegando después la rodilla poco a poco con el suelo acercándose a la cara, mientras el tronco y la cabeza viajaban completamente doblados hacia abajo y por el interior. Así hice todo el paso hasta el ápice, y después, en el momento de abrir gas…
Pues sí, la KTM 690 Duke se cruzó brutalmente de forma inesperada. Lo hizo por completo y de golpe, provocando un high side instantáneo, que me elevó, desde luego, pero no con la fuerza suficiente como para catapultar los 107 kilos del que firma igual que si fuera mi admirado Dani Pedrosa. Me vi en el aire por un segundo, mirando de cabeza al suelo, con el trasero elevado a más de medio metro del asiento y el manillar completamente contra girado, mientras veía la moto haciendo la tijera sobre la pista. Me salió de dentro, no sé aún muy bien por qué, un gesto enrabietado, un impulso de pura rebeldía, y la ktm 690 Duke reaccionó enderezando al momento, tanto la trayectoria como la propia vertical, para enfilar gas a fondo la recta de meta.
En la curva siguiente se volvió a cruzar de forma anormal, y paré, claro está. Resultó que durante el paso por la redonda anterior se había clavado en la cubierta trasera un tornillo descomunal, que habría perdido otra moto y que dejó el neumático completamente desinflado mientras hacía el propio paso por aquella curva.
Protección de la KTM Duke
Este apartado puede hacer sonreír a más de un lector, y no es para menos, desde luego, pero en una primera impresión. Claro, estamos hablando del mundo naked, donde la protección es cero. Partiendo de ese punto, si encontramos un punto positivo, o dos, en este aspecto, sí que merece la pena dedicarle un párrafo, porque su valor relativo toma más importancia de la que tendría en un principio.
En esta ktm Duke 690, esa especie de alas que se abren en la parte delantera del depósito para albergar el radiador, así como para acaparar el flujo de aire necesario destinado a su refrigeración, dejan detrás dos concavidades considerables para resguardar bien las rodillas, los muslos y una pequeña parte de las pantorrillas. Por otro lado, la elevación que toma esa joroba del depósito que hemos mencionado ofrece una protección inesperada para el vientre y también para una franja del pecho que será más o menos mayor dependiendo, como es lógico, de la talla del motorista y también de la mejor manera con la que sepa acoplarse.
¿Es cómodo el asiento del pasajero en la ktm Duke?
La plaza destinada al acompañante llama la atención por su amplitud, en una moto de dimensiones tan discretas. Dispone, además, de dos asas muy prácticas también para sujetar con un pulpo algún bulto cotidiano, que no hará imprescindible un amor devoto por el conductor, para estrechar su cintura casi con desesperación, y mantenerse con firmeza atrás, como ocurre en muchas naked mayores y en la mayoría de los modelos deportivos.
Detalles de la Duke 690 2016
El Display de la 690 ktm Duke
Es muy completo, con una visibilidad de auténtico lujo en un formato futurista, que advierte de la temperatura baja del motor al arrancar, para cambiar de imagen por completo cuando se ha calentado lo suficiente.
Los Espejos KTM
Con un diseño discreto y recortado, para no romper la estética esbelta que muestra esta KTM 690 Duke, ofrece una buena visión de la retaguardia, que apenas si recortaban una mínima porción los hombros de alguien tan corpulento como un servidor, dejando suficiente amplitud para vigilar lo más importante del panorama que queda detrás nuestro y, sobre todo, lo que se pueda avecinar desde él.
Ktm Duke 690 Precio modelo 2016
Podemos adquirir este modelo por 7.599 €, puedes ver todo lo que trae en la página oficial de ktm. (Aunque ya disponemos del modelo 2017 por 8099€)
Pegas de este modelo
El desarrollo de esta KTM Duke
Resulta particularmente largo; algo que tiene todas sus ventajas en un modo over drive para viajar, con su bajo consumo y el mantenimiento a bajo régimen del motor; pero que en ciudad, la segunda se nos puede hacer una verdadera inmensidad a la hora de doblar algunas esquinas, lo que te obliga a tirar de embrague más de la cuenta, sobre todo con la reacción tan brusca que tiene un monocilíndrico tan grande al calarse, clavando y dejando, en la mayoría de los casos, la rueda trasera bloqueada.
Conclusión sobre la Nueva ktm Duke 690 2016
Esta KTM , como dice el propio título del reportaje, es pura diversión dirigida a un motorista con un mínimo de experiencia. Tal vez pueda servir a unos cuantos como segunda moto, pero desde luego no como primera para la inmensa mayoría, a pesar de su apariencia, de su estrechez y de su ligereza; porque el temperamento de su motor puede poner en más de un aprieto a quien la conduzca con manos inexpertas. Una moto ideal, desde luego, para el uso diario, que resulta fantástica para las salidas domingueras y con la que sería imperdonable dejar de lado el circuito de super motard, si es que se lleva dentro el alma de un quemado.
Una KTM 690 Duke que se adapta muy bien a las excursiones de un día, incluso yendo acompañado, pero que desde luego proyecta una excitación irresistible cuando le abrimos el gas sin contemplaciones.
La noticia sobre KTM Duke 690 2016: El Espíritu de la Diversión es contenido original del blog de MoriwOki
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