Repasaba con la mirada las motos expuestas en batería, bien colocadas allí esperando a una revisión en las entrañas del taller, o simplemente la llegada de un potencial comprador en busca de una moto usada. Entre ellas llamaba la atención, como siempre, la ZX10 Biposto de Manolo, que con su colorido eclipsaba buena parte de aquella improvisada exposición. Sin embargo un destello con el gris de fondo brillaba con luz propia en un lado de la fila. Me acerqué, repasé el chasis multitubular -verde, desde luego-, el cilindro del compresor y ¡los alerones de carbono! ¡Toda una H2R allí, en persona, entre todas las demás!
Por aquello del impacto mediático del fútbol, todo un poder social en sí mismo, buena parte de la gente, del gran público en general, conoce o ha oído hablar del Bugatti Chiron. Un coche de 16 cilindros y 1.500 CV que se produce en una serie tan breve como exclusiva, aunque serie al fin y al cabo. Y a renglón seguido, la compra de este coche por parte de una estrella del balompié mundial ha hecho también muy popular una prueba en la que el motor hexacilíndrico pone en acción todo su potencial sobre el asfalto, con el volante en las manos de Juan Pablo Montoya, piloto de Fórmula 1 cuando corrían con diez pistones, y ganador de las 500 Millas de Indianápolis. En este vídeo se ve al Bugatti alcanzar nada menos que 400 Km/hora, además en un tiempo estratosférico.
Pero lo que no conoce ese gran público, y sí sabe casi cualquier motorista, es que existe una moto, también en serie exclusiva como el inalcanzable Chiron, que rinde más de 300 CV contenidos en poco más de dos quintales de peso, como quien dice.
Y lo que a buen seguro es desconocido por esa gran masa que mueve el fútbol, y por la otra en la que repercute, es que una estrella turca de la velocidad hizo una prueba espectacular sobre un escenario insólito, que nada tenía que ver, en absoluto, con la recta infinita sobre la que Montoya pisó hasta las costuras de la carrocería el acelerador del Bugatti.
Kena Sofuoglu colocó una Kawasaki H2R sobre el extremo del puente colgante que une dos continentes y allí abrió el gas a fuego. El resultado, con sus registros, quedaron grabados en unas imágenes irrepetibles.
Invito al lector a que anote el tiempo en el que la moto alcanzó los 400 por hora y que lo compare con el que invirtió el aparato de cuatro ruedas. El coche más potente producido en serie frente a la moto más bestial que jamás ha mostrado el catálogo de una marca. No en vano, sus cuatro alerones perfilados en fibra de carbono resultan imprescindibles a partir de los 300 por hora.
Pues bien. Dos de esas Kawasaki H2R vinieron a España: una se expone, sin que al parecer allí nunca se haya puesto en marcha, en algún lugar de Levante; y en cuanto a la otra, su actual propietario ha decidido ponerla a la venta, con menos uso y menos kilómetros que la maqueta de un coleccionista; y además lo hace con un precio de verdadero saldo, que rebaja nada menos que en un 40% la tarifa que marca Kawasaki para estrenar la moto. Toda una oportunidad de lujo, y nunca mejor dicho, para quien disponga del dinero y quede prendado por el irresistible magnetismo de semejante pepino. Así pues, los interesados pueden dirigirse a TCM
Para los demás, los de cartera ajustada y presupuesto popular, al menos tienen la ocasión de dejarse caer por la calle Villafranca, 6, en Madrid, para detenerse un minuto, o tal vez dos, y contemplar no sólo un modelo exclusivo, difícil de ver incluso en un salón de muestras, sino la que es hasta la fecha, y estoy seguro de que será durante mucho tiempo, la moto en producción más rápida y potente de la historia.
La noticia sobre A la venta una de las dos bestias traídas a España: Kawasaki H2R es contenido original del blog de MoriwOki
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