Como bien conoce el lector, Bobber es un estilo que nació cuando los soldados de la II Guerra Mundial volvieron a los USA con un nuevo concepto traído desde el viejo Continente. Tomaron sus pesadas motos americanas y comenzaron a recortarles la mayor cantidad de hierro posible, eliminando además todo lo ornamental, lo superfluo que llevaban atornillado, para adelgazarlas a imagen y semejanza de las europeas que habían visto durante el Gran Conflicto Bélico.
Esta Guzzi V9 bobber es la primera bobber de cilindrada media puesta en el mercado, - TwittearY desde luego se la puede considerar como una verdadera creación neoclásica sobre dos ruedas al unir dos extremos completamente apartados en el tiempo. Por un lado rinde culto al metal, incluyendo un depósito de aluminio para satisfacción de todo amante de lo retro, y en consecuencia alérgico al plástico; mientras que por otro ofrecen la última era digital puesta al servicio del motorista bajo unos perfiles y unas siluetas que evocan tiempos pasados. Un ABS, un ordenador de a bordo, un control de tracción con un modo para seco y otro para mojado, e incluso una conexión USB a la que se puede enchufar, por ejemplo, un smart phone, con una aplicación que nos vaya indicando datos en tiempo rea,l como el ángulo de inclinación que vamos tomando.
Pero veamos cómo se siente y cómo se comporta esta Bobber italiana, nacida en Madelo del Lario, a orillas del Lago Como.
Posición en la V9 Bobber
De la tija superior, emergen dos torretas sobre las que se monta un manillar ancho y plano, casi recto, que sitúa la posición del motorista en lo que podíamos llamar “el primer grado custom”; esto es: el tronco levemente inclinado por detrás de la vertical y los pies un punto más adelantados de lo que digamos sería la posición de una naked clásica; aunque esta colocación permite una ligera variación, como veremos a continuación, para abordar con un punto de deportividad un tramo de curvas enlazadas.
Merece un capítulo aparte el molesto detalle de las culatas tocando las espinillas. Se trata casi de una nota característica de la marca, que no depende de la talla del motorista, porque su estatura sólo fijará el punto de la tibia, más alto o más bajo, en el que se tropezará con el protector de la culata.
Pero lo cierto es que el manillar, más tirado hacia atrás por las torretas de lo que parece, desplaza finalmente el tronco, y también el trasero, hasta invadir incluso parte de la plaza del pasajero, si es que se es muy alto, como el caso de un servidor (1,92 m), y termina por situar los pies apoyando la planta por el arranque de los dedos sobre las estriberas. De ese modo, ya no se tocan las culatas. Además, la estrechez que marca la forma del depósito a esa altura facilita un espacio extra para mover las rodillas lateralmente.
Por último, si nos quejamos del sillín duro y con poco espumado, tendremos que recordar que nos hemos subido a una bobber, y el sillín de perfil fino es otro tributo más que debemos de conceder a esta particular estética.
Motor de la Guzzi
El nuevo propulsor de 853 cc y 55 CV mantiene esa carismática arquitectura Guzzi del bicilíndrico en uve transversal a 90 º, montando ahora un cambio de seis velocidades, con una primera particularmente larga para sentir suavemente la tracción de los 65 Nm de par, y con una sexta over drive diseñada por Guzzi para llevar el bicilíndrico reposado mientras viaja pasando por el tedioso trámite de la autovía.
Bien. Al arrancar, este nuevo V-2 ya muestra su carácter desde el ralentí, una personalidad intransferible, con su traqueteo compacto y su sonido de tricotosa a coro, que en marcha se sincroniza para acelerar con un empuje suave y lleno a la vez, una sensación de ganar velocidad con el tiro de la tracción, transmitiendo una progresividad que hace de la conducción de esta Bobber un puro placer.
¿Vibraciones?
Sí, desde luego que se dejan sentir, lo mismo que ese característico cabeceo a la derecha del V-2 transversal, como respuesta al golpe de gas en parado. ¿Pero cómo medir con un grado de intensidad a esas vibraciones?
Pues podemos responder asegurando, en primer lugar, que ese cabeceo no va a levantar ni a tumbar más la moto, de ninguna manera, si es que acelerásemos de golpe en plena inclinación, y por otro lado, las vibraciones que transmite esta nueva Guzzi en orden de marcha se sienten prácticamente en cualquier régimen, por lo que podemos decir, sin pecar de nostálgicos abducidos por el romanticismo, que representan el pulso vivo de su corazón. Otra nota más de carácter en una moto con un aspecto que la lleva incluso dentro del marco de las macho bikes. Dicho de otro modo: No te vas a comprar una moto de recio carácter y temperamento latino para sentirla en los puños como una turbina a través.
Nuevo Cardan
La nueva transmisión secundaria se ha recolocado y rediseñado para albergar un neumático más ancho, lo mismo que se eje helicoidal, perfilado ahora para soportar mucho mejor tanto las fuerzas de tracción y retención como el paso de los kilómetros más viajeros.
Comportamiento dinámico
Bien, esta Bobber de Guzzi toma la misma base que su hermana, la Roamer, para motar una llanta de 16” que hace bajar el chasis doble cuna que alberga el nuevo V9, y apoyarse sobre un neumático de 130 mm.
Debo de confesar al lector que antes de subirme, la capacidad de la Bobber para virar y entrar en los virajes estaba bajo sospecha con ese donut rodando ahí delante; sin embargo, la ligereza del conjunto (199 kg en orden de marcha) y el sobrado brazo de palanca que ofrece la generosidad del manillar, ridículizaron esa sospecha desde la primera rotonda. Más adelante, al serpentear por esas carreteras de montaña que exigían toda la concentración, la posición con el tronco cargado sobre la opulencia de la goma delantera propician un apoyo a esta Bobber que invita a depositar en ella toda la confianza, y a dejarse llevar en un continuo y placentero vaivén, fluyendo sobre el trazado más retorcido, disfrutando de una diversión que no se sospecha antes de ponerse tras el manillar de esta nueva Guzzi V-9.
La pisada a alta velocidad, si alguna vez se sobrepasa el límite permitido en autopista, se muestra algo nerviosa, sobre todo en el tren trasero, a cualquier toque del manillar. Algo que no debe de confundirnos, haciéndonos pensar que esto afecta al apoyo en curvas rápidas. No es así. La V9 transita con precisión y un buen aplomo, tanto por los virajes lentos como por los rápidos, transmitiendo toda la confianza.
Las Suspensiones de la moto.
Los amortiguadores traseros cumplen como un calco atendiendo al doble efecto con el que están formadas las espiras de sus muelles: El primer tramo, de espiral ancha, para ocuparse de la comodidad, y en el segundo tramo de espiral fina, para encargarse de la estabilidad, contribuyendo a ese aplomo que hemos mencionado.
La horquilla, por su parte, cumple de una forma muy parecida; eso sí, con un recorrido más largo, permitiéndose algo más de comodidad en el primer tramo, apoyándose en la corpulencia que exhibe el neumático delantero.
El paso por los vigilantes de barriadas y urbanizaciones representa una prueba de doble filo para las suspensiones. Y observamos cómo, por un lado, la horquilla absorbe con comodidad el impacto cuando abordamos uno de ellos a una velocidad constante y manteniendo el empuje del motor, mientras que en la parte trasera nuestros lumbares acusarán el golpe de la rueda, qué duda cabe, pero tampoco como una patada en los mismísimos riñones, tal y como ocurriría con unos cuantos modelos custom o neoclásicos del mercado.
Cómo frena la Guzzi v9
El disco solitario y flotante de 320 mm se basta y se sobra, con la pinza Brembo de cuatro pistones, para detener la Bobber con contundencia, con el añadido del grip que ofrece el donut que monta por neumático en el tren delantero. Lo cierto es que sorprende la mordida de las pinzas, consistente y determinante cuando se le exige, mientras que es capaz de ofrecer al mismo tiempo un tacto dulce y preciso en los primeros milímetros que recorre la maneta, un tacto para aplicar muy bien en las frenadas repetidas y cotidianas, esas frenadas de andar por casa, para entendernos.
Además cuenta con el apoyo del freno trasero, que monta un disco de 260 mm, teniendo mucho más protagonismo en la retención que en cualquier moto similar. Por si no fuera poco, la asistencia de un ABS con un sorftware bien diseñado salvaguarda la verticalidad cuando necesitamos una detención exigente.
Euro 4: Sin música
Ciertamente, se echa de menos una banda sonora que reafirme ese carácter recio pretendido con la estética de esta Bobber. Unas notas graves, con tono de caverna, emergiendo desde la admisión hubieran acompañado a un petardeo ronco, percutiendo dentro de los escapes en las reducciones para animar algo más esa sensación un tanto deportiva que despierta. Sin embargo, las restricciones Euro 4 que limitan el nuevo motor de Guzzi y reprimen los decibelios necesarios para cualquier alegría musical, tanto en la entrada como en la salida de los gases; así pues, los que ya hemos cumplido el medio siglo tendremos que contentarnos con evocar los sonidos de las antiguas Guzzis al sentarnos tras el manillar de esta Bobber, mientras que los más jóvenes tendrán que hacer un ejercicio de imaginación para que suenen en su mente mientras conducen abre el gas a este motor V9; en cualquier caso, el entusiasmo de la juventud mueve montañas y a buen seguro que la fantasía juvenil es capaz de reconstruir esas notas, tanto al viajar sin rumbo como al serpentear por montañas, lagos y pantanos.
MGTC
El control de tracción de Guzzi ofrece dos niveles de actuación, con la opción añadida de desconectarlo. Eso sí, si lo anulamos, además de circular con el testigo naranja permanentemente encendido, volverá a una de las dos opciones de control, después de haber apagado el motor.
En el nivel 2. Es el diseñado para mojado. En esta opción, el MGTC funciona, desde luego que funciona, tanto sobre asfalto sucio como rizado, e intervendrá en el momento que apliquemos una aceleración mínimamente exigente con el gas abierto sobre el más exiguo de los desniveles. Su intervención es contundente, cortante, aunque lo cierto es que no se le puede exigir la precisión con la que una deportiva administra su tracción, primero porque el motor V9 no rinde tantísima potencia y segundo porque lo que verdaderamente necesita es un dispositivo de emergencia que controle la tracción velando por nuestra seguridad.
En el nivel 1, la intervención del MGTC, sobre todo en las aceleraciones de primera y segunda es más permisivo, por lo que resulta la elección óptima para circular por calles y avenidas con ese tráfico suelto que nos exige ponernos continuamente al resguardo de cambios de dirección indeseados, cerrojazos, y posibles embestidas. En carretera quedará a elección del estilo de conducción y de la concentración que el motorista quiera aplicar en su escapada. Bien en un contemplativo paseo (opción 2) o bien en un placentero fluir, con su balanceo continuo incluido, por una carretera de montaña (opcción 1).
Detalles de la Guzzi
Conducción De Noche
Guzzi nos da una muestra de cómo con un solo faro, hoy en día, se puede proyectar una buena luz.
El haz es amplio e intenso en la de cruce, mientras que la larga llega mucho más lejos de lo que cabría especular antes de subirnos de noche por una carretera perdida con esta Bobber.
Los Espejos
Ofrecen el campo de visión justo, pero sólo gracias a su excelente situación; y su nitidez no se ve sustancialmente afectada por las vibraciones, permitiéndonos distinguir el coche que nos sigue, aunque no el modelo exacto del que se trata.
El Reloj
Casi de obligada esfera en blanco, muestra su colección de testigos dispuestos en un semicírculo en torno al eje de la aguja del cuenta rpm; mientras que el estrecho display, por su parte, ofrece una variada e interesante información, desde la marcha engranada hasta la temperatura ambiente, desde el reloj de la hora hasta el consumo en tiempo real. El fondo nocturno en rojo vivo contribuye a ese contraste neoclásico que muestra la Bobber en todo su conjunto: Un reloj guardando la forma de los cincuenta con la información, la señalización y la iluminación propias del siglo XXI.
Personalización
Guzzi prevé una serie de accesorios para completar las prestaciones de su V9 Bobber o para ayudar a su propietario a salir de ese anonimato en el que pretende enterrarle la sociedad. Lo más destacable son unos escapes con aislante en los codos y con colas acabadas en angulosas formas abiertas para reafirmar aun más, si cabe, el carácter bronco, a lo Jean Paul Bel Mondo de esta Bobber media.
Pegas
El tapón sin llave
Hoy en día se puede causar el mismo efecto estético con una cerradura escamoteable; sin embargo, la Guzzi V9 Bobber no la incluye.
La maneta del Freno
Carece de regulación. Un detalle hoy día prácticamente obligado.
Conclusión
El nuevo V9 empuja la Bobber con consistencia y suavidad, para moverse con agilidad en las marchas intermedias y llevarla a lo largo de una sinuosa carretera, fluyendo sobre su trazado lejos de las estridencias que provocan las grandes aceleraciones o las frenadas más radicales, con una placentera sincronía para recreo de su propietario. Una moto de carácter, con unas líneas que le cautivarán cada vez que la contemple a través de la cristalera de su bar favorito, independientemente de la edad que tenga, porque la Bobber de Guzzi llamará tanto la atención de los nostálgicos cincuentones como la de los jóvenes amantes de esta nueva corriente sobre dos ruedas: El Neoclasicismo.
Precio Guzzi Bobber V9
10.799 € (IVA y matriculación incluidos)
La noticia sobre Guzzi V9 Bobber: Un suave fluir es contenido original del blog de MoriwOki
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